Dom Pérignon 2012 encarna el espíritu visionario de la maison: crear un champagne que sólo se elabora en cosechas excepcionales. Proveniente de un año desafiante pero prodigioso, este vintage combina precisión, tensión y armonía con una profundidad que enamora.

En nariz, despliega una explosión aromática con notas de almendra, flores blancas, cítricos maduros y brioche. En boca es vibrante y elegante, con una textura cremosa que se extiende en un final largo y mineral, marcado por la frescura de la Chardonnay y la firmeza de la Pinot Noir.

Es más que un champagne: es un ícono del lujo, reservado para celebraciones únicas o para quienes comprenden que cada instante puede ser eterno.

Una joya imprescindible en toda colección exigente.